Dalamino

blog

hambre

Con el estómago vacío y rabioso, mi cuerpo triste a duras penas podía soportar el peso de la monedita que me quedaba y lo único que había en la nevera era una botella de leche y un bebé.

Era mi primer día como vegetariano, así que opté por la botella de leche y me dirigí a la habitación de mi compañero de piso para preguntarle si podía tomar de sus sabrosos cereales de chocolate. Al asomarme a su habitación vi que estaba haciendo lo siguiente: introducía en Google "Cómo vencer mi adicción al juego de apuestas" y clicaba en Voy a tener suerte, descontento con el resultado volvía a Google e introducía la misma frase y clicaba de nuevo en Voy a tener suerte, y volvía a empezar, obteniendo siempre lo mismo: una página de Yahoo Respuestas.

[caption id="attachment_1001" align="aligncenter" width="300"]voyTenerSuerte2 Feeling lucky[/caption]

Intenté interrumpirle en vano, le pinché con el dedo en las costillas, le vertí aliento en su oreja e incluso le mordí el cuello pero permaneció estoico. Finalmente me di por vencido y volví a la cocina. Abrí el cajón secreto donde sabía que guardaba sus preciados cereales. En lugar de eso, me encontré con un póster de Knut Hamsun que tenía en la frente una frase escrita con tinta roja: "debajo de este póster solo hay un aburridísimo libro de computación cuántica". Aquello me pareció interesante a pesar del adjetivo aburridísimo que parecía insistir en lo contrario y levanté el póster esperando encontrar una lectura densa que habría de mantenerme entretenido y quizá hasta hacerme olvidar el hambre. Pero no había ningún libro, era el paquete de cereales.

A veces encuentro las cosas al buscar otras.

Después de atiborrarme, la leche inundó mi cerebro y me quedé con la mente en blanco hasta que empecé a enfocar la vista sobre la botella vacía y me llamó la atención la imagen de esta marca. El nombre era MatamosVaquitasBebéSúperSimpáticasParaQueTeBebasTúLaLeche, una lágrima de leche se escurrió por mi mejilla y al atraparla con mi lengua me repugnó su agria sapidez. Miré la fecha de caducidad y me subió una arcada viendo que la leche llevaba 5 años caducada.

Retorcido de dolor, salí de la cocina corriendo de manera híbrida unípeda-unímana, es decir corriendo sobre una mano y un pie, y entré en la habitación de mi compi, lo aparté del ordenador con un golpe unícodo y puse en Google "e bevido leche cadukad de aze 5 años, ¡¡help amig@ssss!!" y le di a Voy a tener suerte y ¡bingo! empezó a salir del portátil un espeso chorro de monedas de oro.