Dalamino

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Una lengua común para Europa

No son pocas las voces que se alzan para denunciar la posición de privilegio que tiene la lengua inglesa (y por tanto sus hablantes) en los asuntos internacionales (los cuales son cada vez más numerosos) , y desde que el Brexit nos señala en el horizonte una Unión Europea sin libras esterlinas y con muy pocos hablantes nativos del idioma anglosajón, la pugna por relegar ese idioma a una posición inferior se acrecienta y gana pulso la idea de otra lengua común Europea. Porque a pesar de que el plurilingüísmo se promueve por megáfonos a diestra y siniestra, se hace a través de campañas que llevan el tufo de derrotistas ingenieros sociales que tienen la convicción de que las leyes de sincronización y simplicidad que hacen brotar orden del caos alzarán, a pesar de todo, un solo idioma a la posición de lingua franca. O afianzarán al que ya lo es.

En este clima, y en un pub irlandés en pleno centro de Bruselas, se reunieron un grupo de expertos (expertos de qué, no se sabe), que acabaron convenciéndose de que los salvajes de la isla no se merecían disfrutar de los goodies del euroclub. Dijeron con orgullo que Reino Unido no es Europa, y hasta presentaron argumentos abriendo mucho los ojos. Quizá matizaron en torno a Escocia e Irlanda del Norte (nadie se acuerda de Gales).

Pero si RU no es Europa, ¿qué hace que algo lo sea o no lo sea? Por supuesto, si se paran a pensarlo, tampoco Iberia es Europa. Tampoco Rumanía es Europa. Ni siquiera Francia es Europa. Europa, si es algo, es el Benelux y es el imperio Autro-húngaro, y el Sacro imperio romano germánico y checoslovaquia y cosas de ese tipo, cosas que no se prestan tan fácilmente a una imagen mental que encapsule a tanta gente. Estos apuntes son rápidamente desvanecidos por tragos de birra belga y golpes en la mesa, que a su vez se atenúan cuando alguno habla de enviar gente a trabajar a gulags. No es el momento de grands discours, hay que actuar.

cómo dibujar bandera europa

Los expertos acudieron en negros autos de luxe a una habitación privada en el corazón de la troika. Después de una ardua e interesantísima discusión, aderezada con suaves oleadas de vodka y promesas de otras sustancias y compañías, estos animados elementos de la euro-intelligentsia decidieron varios idiomas candidatos para la Europa del futuro próximo.

Son en orden alfabético:

Alemán, Español, Esperanto, Francés, Latín, Ruso, Vascuence.

Luego debatieron acerca de la validez de cada uno de ellos y seguidamente invitaron a más gente (prostitutas, trabajadores de limpieza y guardias de seguridad que andaban aún en el edificio) a los que instruyeron, a base de amenazas y dólares, sobre cómo debían votar. Y entonces tuvo lugar la votación. Hemos tenido acceso al documento pseudo-oficial, y a continuación exponemos los puntos fuertes y débiles que se han apreciado en cada uno de los idiomas y revelamos la posición que han obtenido en la clasificición. De menos votado a más:

7. Esperanto.

El esperanto es un idioma planificado, un monstruo de frankenstein lingüístico con órganos de lenguas romance y pómulos eslavos. Es muy europeo. Tiene una gramática muy regular y con varias características que lo convierten en el más fácil de aprender. En teoría. Sin embargo, el esperanto alberga una debilidad de desconocidas repercusiones, el problema reside en que se trata de una lengua de sofá. Es un castillo de naipes y nada se sabe de qué pasará con sus lindas y frágiles estructuras gramaticales y su preciosa regularidad cuando gente de toda índole empiece a hablarlo y transformarlo como le venga en gana. Porque un idioma sin irregularidades es un idioma que está aún por hacer. Todos los idiomas son el resultado del castigo, (de)formaciones prolongadas en el tiempo, errores victoriosos, accidentes en cadena y guerra interior de fonemas contra fonemas, de sílabas contra sílabas. El esperanto es en cambio una criatura de laboratorio con los pies demasiado delicados para salir a correr descalzo. Es una lengua open-source en eterno periodo de pruebas, y se habla más de ella que en ella.

El esperanto no recibió ningún voto a favor. Europa necesita una lengua dura, clandestina, vieja, mestiza, con cicatrices, que haya andado por tierras áridas y picos nevados, y acostumbrada al castigo continuado de sus propios hablantes.

6. Español.

Los extraterrestres al mirar las formas de las tierras de la Tierra, al preguntarse cuál es el centro administrativo del mundo terrícola, apostarían por la península ibérica que ubicada entre esas dos grandes masas que son Eurasia y Africa, debe tratarse de una meseta de increible valor estratégico-militar. Escogerían entonces el español como primer idioma (hay otros idiomas en la península pero son meramente periféricos), y podrían entonces disfrutar de las plumas de Roberto Bolaño, Fernando Casavella, o Juan José Saer. ¿Pero puede el español ser el idioma de la paneuropa?

La Santa Muerte

[Foto de la santa muerte viene de aquí]

El español es más hablado a lo largo de esa otra masa terrestre que es América. Porque el español es atlántico como la Atlántida y americano como la Patagonia. El español tiene palabras como tuerto, manco o desvelado y nombres de mujer como Dolores, Angustias y Concepción, y por otro lado hay unos 6 países hispanohablantes entre los 30 países más felices, esto debe entenderse como un punto a favor. Quizá.

En cualquier caso, el español queda segundo en el pódium de los perdedores. L'espagnol, six points. Entre los euro-expertos, el español suena demasiado a mojitos, hamacas, besitos en el cuello seguidos de un estupor místico entre cactus y un sueño pesado y perturbador que flirtea con la muerte. Si el submarino es un invento español, el alma hispánica se sumerge en el océano del subconsciente, ajena al terreno de la realpolitik. Europa necesita otro idioma para los tiempos que se avecinan, un idioma frío y bélico.

5. Alemán.

En la UE, la lengua más hablada como lengua materna es el alemán. Un país que no es occidental ni oriental es Alemania. Una lengua que no es del norte escandinavo ni del sur mediterráneo es el alemán. Un idioma que además se habla en más de un país de europa es el alemán. Marx, Nietzsche y Kafka, ¡pun! ¡pun! ¡pun! El actual himno de Europa viene de un poema originalmente escrito en qué lengua. Sí. Y si hablamos de guerra, solo en boca alemana es posible concevir con éxito un poema como schtzngrmm de Ernst Jandl, que además es perfectamente comprensible por cualquier ser humano cuando se escucha recitado.

poema aleman guerra

El alemán tiene mucho soft power, pero pierde fuelle fuera de la comunidad europea. Europa necesita un idioma más global. L'allemand, dix points.

4. Francés.

Hablado también en Bélgica y Suiza, será sin embargo con la explosión demográfica de los países francófonos de Africa, que el francés podría ser pronto el idioma más hablado del mundo. El francés ya es puente entre Europa y el Maghreb, pronto podría ser puente entre Europa y toda África. Cuando en Europa desaparezca el trabajo y esté todo automatizado y administrado por robots para el disfrute de una reducida proporción de la población, el resto de europeos podrán emigrar a la África francófona a buscar trabajo sin ninguna barrera lingüística. En francés hay Deleuze, buen cómic y buen rap, y fue en francés que nació el término emprendedor (entrepreneur) y fueron emprendedores francófonos quienes inventaron el cine,  esa forma de arte que esculpe el tiempo (como diría Tarkovsky) y que es absorvedor de otras formas de arte como la fotografía, la poesía, el teatro y la música. El cine que ha cambiado la historia de la humanidad, que es mamá del videojuego, y que es usado en la actualidad por los ingenieros sociales para controlar a las masas.

Pero el francés queda a las puertas del pódium, en cuarta plaza. Le français, seize points. Su mejor argumento es que se extiende hacia el sur, pero el sur nunca ha sido la solución, Europa necesita mirar al este. Quizá es que nuestros expertos ya hablan francés, ya viven con un pie en Bruselas y otro en Estrasburgo, y buscan sin querer algo un poco más exótico. Algo nuevo.

3. Ruso.

Europa como unión de pueblos no puede extenderse sino hacia donde haya pueblos, y salvo error de mi parte, en el atlántico no hay mucho de eso. Debe extenderse hacia los territorios cultivados por la filosofía civilizatoria del cristianismo. Más allá de los Urales. Lo que se interpone en el camino, se convierte en el camino, como dijo Marcus Aurelius. Pensar a largo plazo es pensar Eurasia, y está claro que el ruso es el único idioma que puede servir de puente a culturas tan diversas. Es además un idioma que tiene muchísima experiencia en cubrir varios husos horarios y proliferar en sitios alejados de su madre tierra, como California, Israel y estaciones espaciales. Se habla y se ha aprendido durante años en partes de Europa, como Ucrania, Letonia y Polonia, siendo ya una de las lenguas más habladas y estudiadas por los europeos. También es hablado por poblaciones asiáticas como en Kazajistán. La NASA requiere que sus astronautas sepan comunicarse en ruso. Y además de todo eso, está Dostoyevski, Chéjof y Gogol, este idioma tiene caballos de potencia para llegar hasta el infinito y más allá.

póster soviético

Pero no se trata de mirar al este, ni a ningún otro punto cardinal. Tampoco al espacio. No nos quedemos estancados en las 3 dimensiones. Le russe, dix-neuf points.

Europa necesita pioneros del tiempo, no del espacio.

2. Latín.

Si hay lenguas que se extienden en el espacio, el Latín lo hace, además, en el tiempo. Saber latín ofrece la posibilidad de participar en una conversación que empezó hace miles de años.  Cicero, Catulo, Petronio, Prudencio y Agustín de Hipona, pero también Spinoza, Leibniz, Newton y Harry Potter están ahí. Como lengua cargada de pasado y saber, los rezos y los hechizos son mucho más potentes cuando están expresados en ella. El latín es para los europeos, lo que el árabe literario para los musulmanes, y nunca debió haber sido abandonada en el cajón de materias dificiles. En la europa del futuro, todos los niños son futuros políglotas y aprenden latín, porque el latín da acceso al pasado y sienta las bases para comprender otras lenguas europeas, multitud de términos medicales y filosóficos. Mirar el pasado, apoyarse en él para coger impulso hacia el futuro.

Además el latín serviría a los eurofederalistas en su lucha contra los euroescépticos, usando las mismas armas de estos: una llamada a la tradición, a una suerte de pasado glorioso, a una unión de pueblos que comparten la misma alma.

lázaro levántate

El latín es pasado y es futuro. No se usa en las calles en la actualidad, pero no tiene los pies de laboratorio como en el caso del esperanto. El latín podría, como Lázaro, volver a caminar.

1. Vascuence.

La lingua navarrorum no es una lengua romance ni germana ni eslava, no es del mediterráneo ni tampoco del norte escandinavo, es una lengua de costa y también de montaña. Si francés y alemán son hablados en varios Estados, el euskera aún mejor: no se habla en ningún Estado entero, mejor aún es un idioma fronterizo, pertenece al mar, a la montaña y al viento. Como el esperanto, el euskera tiene su periodo de maduración in vitro (los académicos "diseñaron" una lengua que serviría de puente entre los diversos dialectos), es en parte un idioma artificial, un marteko hizkuntza, pero tiene también los pies bien puestos en la tierra y en las calles sucias, y la mugre y cicatrices de su piel asoman por todos los confines de su límpido y sobrio atuendo. El euskera además tiene una trazable e indagable historia como arma política, cosa que nuestro comité de expertos no puede menospreciar. El euskera tiene un halo de misterio debido a sus orígenes prerrománicos y a su carácter aislado. Se lo ha emparentado con los enigmas de las pirámides de Egipto, con la desaparecida Altántida y con el Tarot. Al contrario que el ruso o el francés, el euskera no tiene el prestigio de abarcar dispares zonas geográficas y diferentes etnias, pero la ventaja es que una vez que Europa hable euskera, pocos espías enemigos habrá capaces de descifrar nuestras comunicaciones.

Que el euskera se haya hecho con la primera posición ha sorprendido sin duda a muchos mortales, para empezar ha sorprendido, y frustrado, a los mismos organizadores de la elección. Alguno ha llegado a defender la invalidez de la elección, argumentando la enajenación pasajera del comité, unida a un sistema de votación imperfecto. Parece ser que el sistema de votación basado en el recuento Borda (un poco como el concurso Eurovisión), consistía en que cada votante pone sus tres idiomas predilectos en una papeleta, en orden de preferencia, de modo que en el conteo, un idioma se lleva 3 puntos cuando está primero, 2 cuando segundo y un solo punto cuando tercero. Si bien, solo un par de votantes otorgaron el primer puesto al vascuence en su papeleta, este idioma fue sin embargo el único que estuvo presente en todas y cada una de las papeletas. La gran mayoría puso el vascuence en segundo lugar, movimiento estratégico con el que evitaban dar dos puntos a un idioma con verdaderas posibilidades de desbancar al favorito. No sospecharon que casi todo el mundo estaba usando el mismo ardid.

Vayamos atrás en el tiempo. Unos pocos años.

En 2016, en Francia tuvo lugar una reforma territorial que no se sabía muy bien de dónde salía ni por qué, pero que ya había sido aprobada un tiempo antes, una reforma por la que se fusionaron regiones administrativas. Al sur-oeste las pequeñas regiones de Limousin y Poitou-Charentes fueron unidas a la región de Aquitania, dándose a llamar la nueva región Nueva Aquitania. Sin duda, algo había detrás de las cortinas preparando el camino que habrá de andar nuestro euskera, llamado en la antigüedad aquitán, pues habría sido en esta región pirineicatlántica donde tendría sus raíces primitivas.

Porque si algunos ven un error en el hecho de que el vasco haya sido elegido, otros sin embargo dicen que lo que parece un error humano o una decisión mal calculada, es en realidad el brote de una fuerza oscura y profunda, una entidad que se ha expresado en el momento adecuado, aprovechando los actos humanos, ayudando a estos a tomar, al final, una decisión que tiene como resultado encontrarnos más cerca del estatus esperado por dicha fuerza.